¿Cuáles son los riesgos de ser avalista?

¿Alguna vez te han solicitado que seas avalista?
¿Conoces los riesgos que conlleva serlo?
En algunas ocasiones, tanto familiares como amigos necesitan una persona o entidad que se convierta en una garantía de pago en caso de que no puedan hacer frente a sus deudas tras la concesión de un préstamo.
Ni una, ni dos, ni tres. Antes de aceptar ser avalista deberías pensártelo cuatro o cinco veces.
Y es que, avalar la devolución de un préstamo que ya está garantizado con una hipoteca contrato de avalista de una hipoteca es una de las operaciones más desventajosas que existen.
Quizá por este motivo, la principal razón por la que alguien firma como avalista de otra persona es de carácter personal.
Padres que avalan a sus hijos, hermanos que lo hacen entre ellos o amigos que se ayudan para hacer realidad el sueño de adquirir una propiedad.
Sin embargo, ¿conoce el avalista el verdadero alcance de su decisión?
¿Es realmente consciente de las posibles consecuencias presentes y futuras que tendrá ese acto de generosidad?

¿Qué es un avalista?
Por avalista entendemos aquella persona o entidad que se ofrece como garantía de pago en el caso de que el titular del préstamo no pueda hacer frente a la deuda.
Cuando se concede un préstamo hipotecario por una cantidad importante, la entidad que ofrece la financiación solicita todas las garantías posibles para recuperar el dinero e intereses.
El avalista deberá mostrar la misma solvencia económica y patrimonial que la persona que va a recibir el dinero, y en caso de que éste no pueda, se verá en la obligación de hacer frente a esa deuda.
Mediante el aval, el fiador se declara dispuesto a hacer frente a los compromisos del avalado.

Compromisos y obligaciones del avalista
La obligación principal del avalista consiste en hacer frente a los compromisos del avalado frente a terceros.
En el caso de que este último no haga frente a los gastos e incurra en impagos de la deuda, será el avalista quien tenga que asumir el coste económico.
Antes de que eso suceda, se llevará a cabo un proceso por el que se demostrará la incapacidad de pago del titular del préstamo, tanto con su sueldo e ingresos como con el patrimonio.
A partir de ese momento, el avalista asumirá el pago de las cuotas mensuales del préstamo, además de los intereses de demora que se hayan podido generar.
El avalista tendrá las mismas obligaciones de pago y consecuencias legales en caso de impago, esto significa que responderá con todos sus bienes, presentes y futuros.
Se responde con la propiedad actual y las que se adquieran mientras esté vigente el préstamo hipotecario de la persona a la que avalas, aunque este extremo no suele ser frecuente.
Existen diversas formas de realizar un aval, y en algunas se contempla tan solo una responsabilidad parcial de pago.
Esto significa que llegado el caso, el avalista tendrá que devolver una cantidad de dinero pactada anteriormente.
Es importante tener en cuenta que con tu aval, tu solvencia quedará comprometida, ya que se adquiere la posibilidad de tener que afrontar el pago de otra deuda.
Así es como las posibilidades a la hora de gestionar una hipoteca o un préstamo se pueden ver limitadas.

¿Quién puede avalar un préstamo?
En primer lugar, el avalista debe ser mayor de edad y debe disponer de la misma capacidad de pago de la persona a la que le concederá el dinero. Además, estos requisitos son indispensables:
• Ingresos estables y suficientes: el avalista deberá demostrar que tiene la capacidad de hacer frente al pago de las cuotas del avalado si llegara el caso.
• Pocas o ninguna deuda pendiente de pago: no deberían existir deudas pendientes de pago, como préstamos o hipotecas.
• Patrimonio suficiente: los bienes inmuebles libres de cargas ofrecen una garantía adicional.

Si el hipotecado se muere, sigue siendo avalista
¿Y si el hipotecado fallece sin haber terminado de pagar el préstamo hipotecario?
¿A quién pasa la deuda pendiente, a los herederos o al avalista?
Si los herederos aceptan la herencia, el avalista continúa desempeñando las mismas funciones hasta que finalice la hipoteca.
Sin embargo, si los herederos aceptan la herencia a beneficio de inventario, es decir, que solo se comprometen a pagar la hipoteca con los bienes que integran la propia herencia, pero no con los suyos propios y se produce un impago o deuda no cubierta, es el avalista el que estará obligado a cubrirla, con todos sus bienes presentes y futuros (nómina, pensión, acciones, coches, inmuebles...).

Si el avalista fallece, sus herederos reciben esta responsabilidad
Otra de las consecuencias de firmar como avalista que normalmente no se tiene en cuenta es la que afecta a los herederos del avalista.
Y es que, si el avalista falleciera, serían sus herederos los que recibirían la responsabilidad de hacer frente a la hipoteca con los bienes heredados y los suyos propios, presentes y futuros. A no ser que aceptaran la herencia sólo a beneficio de inventario.
Estos son tres de los efectos que tiene estampar tu firma en un contrato de avalista. Como veis, hay que pensárselo muy bien, dado que el alcance de la responsabilidad del avalista es enorme, afectando no sólo a su vida futura, sino también a la de terceras personas, como son los herederos del avalista.

¿Se puede dejar de ser avalista?
Una de las grandes preguntas que se hacen en estos casos, ¿se puede dejar de ser avalista?
Hay dos supuestos por los que esto puede suceder, que se cancele dicho préstamo por pago o por constitución de un nuevo préstamo que apruebe el banco sin que se incluya al avalista.
Y en el otro supuesto, que en una sentencia se declare nulo el aval por considerarlo una cláusula abusiva.
Tras la aprobación de la nueva ley hipotecaria, se exige que se informe al avalista de todos los pormenores de la hipoteca.
Tanto los titulares de la futura hipoteca como los avalistas deberán pasar por la notaría para recibir asesoramiento y realizar unos trámites para que el notario autorice la escritura.
En definitiva, ser avalista supone un paso importante con las repercusiones que hemos citado anteriormente.
Por este motivo, las condiciones del préstamo deben estar perfectamente explicadas y decidir si se asumen como propias si fuese necesario.

“Una forma molt personal d’entendre les empreses i els emprenedors”
Llav@-neres
Assessoria i Gestió